Sobre la bocina. Com un gol de oro en el último minuto de prórroga. Así ha llegado Carles Puigdemont a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, pero, tal vez por eso, ha pillado a contrapie al propio presidente del gobierno español en funciones, Mariano Rajoy. Él, tan de dejar pasar el tiempo para ver los problemas pasar. Pero en este caso le robaron la gloria en el último momento y solo ha podido apelar a un gobierno de concentración nacional para defender la unidad de España.
Nos vendieron que Artur Mas nunca se apartaría, que necesitaba ser "president" para seguir alargando su agonía, que su chulería se lo impediría. Pero esos mismos analistas y voceros de la opinión pública aún no han captado que el denominado "procés" está por encima realmente de las personas, y sea por la razón que sea, Artur Mas sí se ha hechado a un lado para no ser un impedimento.
De alguna manera Junts pel sí i la CUP han salvado un primer match ball, han evitado la convocatoria de unas nuevas elecciones catalanas por unas horas tan solo, unas elecciones que no se presentaban nada halagüeñas para el bloque soberanista principalmente por el cansancio de los catalanes ante tantas convocatorias electorales y observar que sus líderes no se ponían de acuerdo. Y ahora, la patata caliente la tiene Rajoy. Al presidente en funciones, no le salen las sumas y parece que apuesta por la gran entente con los socialistas capitaneados por un Pedro Sánchez consciente de que le va la vida en la decisión que tome. La suya como secretario general del PSOE y la del centenario partido también. Ahora los catalanes tienen su hoja de ruta en marcha mientras que el gobierno del Estado no sabe qué libreta abrir.
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