Después de las fiestas de Navidad, seguimos sin noticias de la CUP, como en la afamada novela de Eduardo Mendoza sobre un extraterrestre. Y con la sensación que todo depende de la decisión de la CUP, no en Cataluña, sino en España. Es una claro ejemplo del conocido efecto mariposa, según como evolucione el sistema catalán, evolucionará el sistema español.
Ante el estancamiento de la decisión en Cataluña, Pedro Sánchez intenta construir su propio escenario viajando a Portugal para reunirse con el también socialista Antonio Costa que desde noviembre es primer ministro luso encabezando un gobierno apoyado por su propio partido y el Bloque de Izquierdas, el Partido Comunista y Los Verdes. De tal manera que su propuesta de acuerdo de izquierdas en España se ha venido a bautizar como un gobierno a la portuguesa.
Albert Rivera se ha dedicado a lamer sus heridas intentando analizar por qué no es presidente del gobierno, o almenos en este momento, la lista más votada. Solo el tiempo dirá si el análisis le sirve para modificar su discurso y su comunicación o incide en los errores que le ha llevado a no cumplir expectativas.
De momento, su rama valenciana con representación en Les Corts Valencianes, no parece haber percibido que en las pasadas elecciones autonómicas, recibió un porcentaje de votos provinientes del anticatalanismo. Hoy, no solo ha anunciado que votará a favor de la derogación de la Ley de Símbolos del PP, sino que ha denostado la aprobación de esta norma en el pasado. Tal vez su voluntad era soltar lastre buscando nuevos caladeros de votos pero aunque las próximas elecciones valencianas aún estén muy lejanas, no está dejando buena tarjeta de visita para este sector de votantes ante otras posibles citas electorales como pudiera ser una nueva convocatoria de las generales.
En todo caso, y volviendo al tema catalán, la mariposa dejará de volar en los próximos días, habrá que estar atentos a los acontecimientos que desencadene.
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